Miranda es el Detroit de Castilla y León. Dicho en crudo, es una ciudad que las está pasando putas, ha perdido 3.000 habitantes y ha visto despedazar sus emblemas industriales como números de lotería sin premio. De ahí que la celebración del Ebrovisión, uno de los mejores festivales de música del país, constituya una catarsis cultural, económica y social impagable.