Achacan a los lobos la muerte de 14 ovejas en Oquillas

I.M.L.
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Los ganaderos de la comarca ribereña no recuerdan cuándo fue la última vez que se dieron agresiones de estos cánidos en la zona, que se ven con más asiduidad en el norte provincial

El ataque de animales salvajes ha diezmado la cabaña ganadera de ovejas en la localidad ribereña de Oquillas. El responsable de la explotación había dejado un grupo de cabezas de su ganado en un cercado, alejado del núcleo urbano, y cuando fue a recogerlas la mañana siguiente, se encontró con 14 animales muertos y otros tantos malheridos. A la vista de los daños que habían sufrido las ovejas, asegura que el ataque ha sido causado por una pareja de lobos. «Tienen que haber sido dos lobos grandes, entraron en el cercado y fueron a por las ovejas, uno les agarraba de la pata y el otro iba a por el cuello, se ven las marcas de los colmillos», describe Sergio Lázaro, responsable de la explotación, que se lamenta del daño que provocan estos animales. «Matan por matar, no se las comen», asegura.

Las pérdidas sufridas por este ganadero aún están por cuantificar, ya que a las ovejas ya muertas hay que sumar las que tengan que sacrificar de entre las heridas y los efectos que el ataque pueda producir a partir de ahora en el estado de los animales. «Sufren estrés, se pueden provocar abortos o retirada de la leche, por lo que algunas ovejas dejan de producir durante una temporada», enumera el ganadero, que añade que el impacto de este tipo de ataques van más allá del cariz económico. «No es solo lo que se pierde, que es mucho porque este negocio no pasa por su mejores momentos; está también el mal cuerpo que se te queda cuando ves las ovejas muertas, tiradas en el suelo, es muy duro», reconoce Sergio Lázaro, que tuvo que guardar los cadáveres de los animales hasta que los peritos pasaron a realizar la valoración de los daños.

Las posibles pérdidas están cubiertas por un seguro, pero la compensación económica no es suficiente para equiparar la merma del negocio. «Nos pagan el precio en el que están valoradas las ovejas por duplicado y luego la Junta suma un 10% de ese valor, pero las cifras son casi las mismas que hace 30 años, no compensa», lamenta.

Lo cierto es que este tipo de ataques no son nada habituales en la comarca ribereña, principalmente por dos motivos. Uno es la reducción de la cabaña ganadera, «hay menos ataques porque hay menos ovejas, muchas menos», puntualiza Lázaro. El otro es que esta zona meridional de la provincia cuenta con una menor población de este tipo de animales salvajes. «En el norte de la provincia son más habituales y los lobos causan más destrozos, pero por aquí no es tan habitual, por Ciruelos había habido alguno, pero hace años que no había ninguno por la comarca, aunque sí que se ven lobos porque la gente lo dice», asegura Félix Arribas, presidente de UCCL en Burgos.

Esta asociación que defiende los intereses de los profesionales del campo va a mantener una reunión con el subdelgado del Gobierno en Burgos para plantearles distintos asuntos y en la agenda de temas van a incluir este para intentar que la política iguale las medidas de protección tanto al sur como al norte del río Duero. «Tenemos una pelea con la administración para que se haga un seguro en los dos territorios, porque al norte del Duero el ganadero está completamente desprotegido y estando en un sitio fronterizo como estamos en esta comarca, estamos desprotegidos porque de dónde viene el lobo, del sur del Duero o del norte del Duero», platea Arribas.

Mientras este asunto se trata en los despachos, los ganaderos tendrán que seguir poniendo todas las medidas a su alcance para evitar que cualquier animal salvaje se cebe con sus ovejas para salvaguardar la integridad de su negocio.