Cada vez son más las quejas vecinas que llegan a la Policía Local sobre vecinos de la capital que pasean a sus perros de raza potencialmente peligrosa sueltos o sin bozal o las dos cosas. Por ello, el Cuerpo municipal de seguridad ha intensificado este año los controles y la Policía Administrativa, que vigila el cumplimiento de las ordenanzas, ha puesto 78 denuncias en los 9 primeros meses del año, un 25% más. La tendencia será similar en los próximos 3 meses, porque la vigilancia no se va a relajar, de manera que al final de 2018 se habrán abierto 104, lo que arroja un incremento respecto al total de 2017 de un 67%.

Según señalan fuentes de la Policía Local de la capital, «preocupa» la proliferación de infracciones con perros peligrosos. La semana pasada, un pastor belga mató a un niño de 18 días en una finca privada en Tenerife y la «ciudad no puede tolerar que nadie corra ningún riesgo porque no se cumplen con las normas», agregan.

El mayor celo de los agentes también responde a una cuestión estadística. Y es que cada vez hay más perros potencialmente peligrosos en la ciudad. En la actualidad están censados en Burgos, según los datos que aportó la concejala de Sanidad y Medio Ambiente, Lorena de la Fuente, un total de  803. La cifra se ha disparado en el último lustro porque en 2012 tan solo había 242.

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