Si la demolición y el grueso de la reconstrucción de la Nueva Bureba se produjo a un ritmo vertiginoso, más le está costando a Campofrío poner a pleno rendimiento sus nuevas instalaciones. Está teniendo importantes problemas en el tramo final de la obra civil, en acelerar su actividad productiva, y por eso ayer reconoció ante los sindicatos que no va a poder reincorporar aún a 250 empleados.