Aunque queda por delante casi todo el invierno y las siempre esperadas lluvias de la primavera, la situación de sequía se prolonga desde el pasado verano, la nieve en las cumbres es testimonial hasta la fecha y los pantanos de la provincia empiezan a evidenciar síntomas preocupantes en este arranque de año, el más flojo de la última década en cuanto al agua embalsada en la provincia.