Durante la Guerra Civil, el abuelo del actual presidente de la Generalitat catalana cambió de bando y se instaló, merced a unos contactos que tenía, en Burgos. Sí: entre los años 38 y 39 fue el encargado de comprar y llevar la comida a la prisión en la que se hacinaban y pasaban frío y tantas penurias miles de presos. Lo hizo a cambio de un sueldo estupendo y tan a gusto.