Se ha convertido en el objetivo de los vándalos. Da igual que la Quinta tenga aspecto de selva o de jardín botánico. Tan solo 2 meses después de su remodelación parece que el caballo de Atila ha pasado por el emblemático parque por el que a diario pasean cientos de burgaleses. Piedras, bancos y papeleras están llenos de pintadas, los energúmenos también se han cebado con los carteles explicativos.