Una tarde para chuparse los dedos

L.M.
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San Adrián de Juarros celebró ayer el II concurso de pinchos, que contó con la presencia de diez restaurantes y empresas que hicieron las delicias de todos los asistentes

En San Adrián de Juarros las fiestas comenzaron el pasado lunes con el chupinazo a cargo de uno de sus vecinos ilustres, el rector de la Universidad de Burgos, Manuel Pérez Mateos, mientras que el viernes por la noche sonó la traca que anunciaba el fin de las fiestas. No contentos con los cinco días de jolgorio y diversión, desde el año pasado han añadido dos días más de propina para continuar dándole vida a este pequeño pueblo. Ayer sábado celebraron la segunda edición de lo que promete ser una de las citas gastronómicas referentes en la comarca durante los próximos veranos; el concurso de pinchos.

Las creaciones no eran simples rebanadas de pan con una loncha de jamón, sino que hasta la localidad juarrense acudieron hasta diez restaurantes y empresas relacionadas con el mundo de la gastronomía de toda la provincia. El desarrollo del evento, además, es un tanto novedoso e innovador. El Ayuntamiento puso a la venta, a un precio de 30 euros, una cartilla que daba derecho a acceder al recinto donde los establecimientos participantes preparaban sus creaciones. Algunos despistados preguntaban a la puerta si quedaban cuadernos disponibles, pero el alcalde, Florencio Martínez repetía orgulloso que no, que habían colgado «el cartel de todo vendido».

Desde las siete de la tarde, cerca de 300 vecinos de SanAdrián y otros muchos llegados de municipios cercanos comoSalgüero, Ibeas o Brieva, disfrutaron de pinchos de alta cocina y la música y el espectáculo que pusieron sobre el escenario el GranNogara y el DúoDestino. Como novedad, este año los asistentes pudieron disfrutar antes de iniciarse la cata de una demostración de elaboración de platos con carne de vacuno de la Demanda a cargo del cocinero José Ruipérez, del restaurante Los Claveles. El Consistorio de SanAdrián obsequió a los 300 comensales con una jarra de barro de recuerdo, en la que pudieron beber mientras decidían, lapicero y bolígrafo en mano, la tapa favorita, que se llevó un premio de 100 euros.La segunda posición ingresó 70 euros mientras que al tercer puesto el otorgaron 30 euros. Mayores y niños disfrutaron de una tarde, como decía el pequeño Jorge a sus padres entre tapa y tapa, «para chuparse los dedos».