Ahora, con 31 años, María dice que se encuentra bien. No ha vuelto a caminar pero habla y escribe con alguna dificultad, está empezando a leer y a recuperar la memoria -«ahora me gusta ir al cine, antes no porque no sabía de qué iban las películas»- y ha vuelto a desarrollar el voluntariado que hacía en Autismo Burgos antes del accidente: «A mí que no me quiten de estar con mis chicos», exclama.