El arrastre de la madera se está realizando con un caballo para evitar la entrada de maquinaria pesada al monte, al igual que se hizo en el año 2016 durante la actuación similar que se llevó a cabo en el Cerro de San Miguel. La fuerte sequía del verano de 2017 debilitó y mató directamente a bastantes árboles de esta zona que al perder la vitalidad y la sujeción de las raíces se vieron afectados por la nieve, las lluvias y los vendavales y se convirtieron en un peligro para los paseantes.