No es fácil gobernar una ciudad de 180.000 habitantes con 7 ediles y en minoría. Si quitamos a Lacalle y a Rico, esa es la cifra que le queda al PP para gestionar más de 200 millones de presupuesto, atender la infinitud de frentes que surgen a diario y hacer encaje de bolillos para ganarse los imprescindibles votos de la oposición. De ahí que el cansancio, el hartazgo o la desesperación haga mella